Las Torretas de telegrafía óptica
En 1857 se levantó una torre de telegrafía óptica de uso civil, apenas junto a la torre militar. Tenía el número 214 de la línea que iba de Montjuic a La Jonquera y se denominaba “Estación de la Patona”, al tomar el nombre del lugar encima del cual se edificó la torre. Las torres constaban de dos plantas comunicadas por una escalera de caracol. El acceso al observatorio de la planta superior estaba prohibido a todas las personas ajenas a la guarnición, incluyendo las familias de los torreros. El interior era austero y el mobiliario escaso.
La desaparición. La llegada del ferrocarril y el telégrafo eléctrico.
El periodo operativo de la telegrafía óptica fue breve debido a dos factores: por un lado, la llegada del ferrocarril; de la otra, el uso del telégrafo eléctrico, que en un periodo de cierta estabilidad política, y con motivo de la inauguración de la primera línea entre Madrid y Irún en 1854, garantitzaba el funcionamiento sin tener que temer acciones de sabotaje. Es por eso que, debido a las ventajas del ferrocarril y el telégrafo en cuanto a la seguridad y velocidad de las comunicaciones, las torres de telegrafía óptica dejaron de operar en 1862.
Las Torres de telegrafía óptica en Calella
La red catalana de telegrafía óptica militar situaba los telégrafos en la azotea de las torres y encima de campanarios u otras construcciones elevadas. En algunos casos, como por ejemplo el de Calella, el telégrafo civil y el militar coincidían en el mismo emplazamiento, muy cercanos uno del otro.
La torre militar se levantó en el cerro de la Patona el 1848. Se encontraba en 83 metros de altura y estaba muy cerca del mar. Disponía de aspilleras, de una dotación de personal militar, y tenía el número 53 de la línea entre Girona y Barcelona por el interior. Sus referencias más cercanas eran las torres del castillo de San Juan de Blanes, por el norte, y de Caldetes, hacia el sur.
Las torretas de telegrafía óptica en Cataluña
En Cataluña, la Segunda Guerra Carlista o Guerra dels Matiners (1847-1849) acelera el proceso de instalación de la red de telegrafía óptica cuyo objetivo era garantizar unas comunicaciones rápidas y contribuir tanto a consolidar el nuevo Estado liberal en el territorio catalán como a mantener el orden público.
La red de telegrafía óptica tuvo un uso restringido a las autoridades civiles y militares. La extensa red de telegrafía óptica de Catalunya –que se prolongaba hasta la frontera francesa- estaba formada tanto por torres civiles como militares, y ambas contaban con estaciones de un gran valor estratégico.