Desde tiempos antiguos, damos la bienvenida al solsticio de verano con celebraciones de fuego. Encendemos hogueras la noche más corta del año en honor al sol y para alejar los malos espíritus, y es costumbre deshacerse de muebles y trastos viejos como símbolo de renovación de la vida y purificación. La noche de San Juan es una noche mágica en la que la ciudad viste sus mejores galas para recibir el nuevo verano que justo empieza, con fuegos artificiales, bengalas y bailes hasta la madrugada.
La noche del 23 de junio, verbena de San Juan, es una noche llena de rituales y de una gran tradición en nuestro país. El fuego, los petardos y las cocas son elementos imprescindibles para la celebración de esta fiesta que inaugura el calor, donde calellenses y visitantes comparten en una noche muy especial.
Todo comienza con la llegada de la Flama del Canigó (llama del Canigó), símbolo de la identidad cultural catalana, con el fuego proveniente de la cima de esta montaña y con el que encendemos la gran hoguera en el paseo de mar de la ciudad. Las bengalas y los fuegos de colores estallan alrededor de la hoguera y, entre risas y alegría… ¡comienza la verbena popular! Las luces y las banderolas terminan de adornar la fiesta en la que es costumbre cenar con familiares, amigos, conocidos y visitantes. Cerca del mar, bajo las estrellas, encontramos el lugar ideal para compartir la tradicional coca de San Juan y hacer un brindis por el nuevo verano que estrenamos con ilusión. La buena compañía y el cava bien fresco acompañan a la perfección estos momentos de felicidad.
Así como dice uno de el maestro Sisa,… "Bienvenidos, pasad, pasad, de las tristezas haremos humo, que mi casa es vuestra casa si es que hay… ¡casa de alguien!"
¡Feliz verbena para todos!
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