Vivimos imbuidos por la seducción del Mediterráneo, que modela nuestro espíritu. En agosto, cuando el sol levanta el agua y la brisa impregna el aire de la calle, esta influencia se multiplica y las noches nos regalan una cálida frescura. Un ambiente de sueño de verano que, precedido por largas puestas de sol, multiplica la vida en la calle y pinta la ciudad de contrastes.
Como buenos herederos del estilo de vida de griegos y romanos, nos gusta vivir en sociedad, compartir el tiempo, el pensamiento abstracto y los placeres de la vida: el vino, el mar, el sol y la comida y durante la Verbena de agosto lo disfrutamos todo a la vez. Una noche para compartir donde cenamos en las calles en largas mesas de vecinos, invitados y esporádicos. El habitual ocio nocturno se concentra en el centro y la música se escucha de punta a punta. Tradicionalmente, los más jóvenes consideran esta noche el momento perfecto para declarar su amor y no es extraño espiar con risas los primeros besos que invaden la playa. Año tras año, esta noche es una fuente de recuerdos inolvidables.
¡Estás más que invitado!